La regla de las "tres c" y el entrenador hacen más grande al filial

Recién llegado de la ciudad deportiva prácticamente, me siento obligado a escribir antes del partido del primer equipo, a disputar esta tarde en Mestalla, gracias a un equipo y a un mister que, siendo sincero, como siempre lo he sido, cada día le hacen sentirse a uno más orgulloso de lo que ve, y más orgulloso del Sevillismo que llevan mamando muchos jugadores de los que están hoy ahí desde "chiquetito".

Como no podía ser de otra manera, os estoy hablando del filial que dirige Ramón Tejada, que, con esa regla de las "tres c" ha conseguido una importante victoria ante uno de los conjuntos más pobres de la categoría, el Écija, en cuanto a clasificación y en cuanto a lo que se ha visto en el campo se refiere, y todo ello después de empezar por debajo en el marcador.

Cuando digo lo de la regla de las "tres c" me refiero a lo que siempre se le ha acuñado a este equipo, gracias a su himno primitivo y a lo que llevamos viendo durante muchos años, que no es otra cosa que casta y coraje, pero, sobre todas las cosas, hay que añadirle algo más, y es lo que le ponen ellos en cada partido (y perdónenme por el "taco"): Los cojones.

Cojones tiene la cosa cuando empezamos perdiendo el partido desde el comienzo, algo habitual en esta temporada, pero, más cojones tiene ir trabajando la remontada poco a poco, como sólo los grandes de esto saben. Y tan poco a poco se fue trabajando la cosa que, pasado poco más del cuarto de hora de juego, ese mago que va llamando con cada vez más fuerza a las puertas del primer equipo por su calidad y liderazgo dentro de este grupo, cabecearía un centro que llegaría desde las botas de Morales, dejando el vallense mago Luis Alberto algo tocado al portero, que se quedaría con carita de tonto (Por cierto, ahí quedan también señalados los cojones del 14 franjirrojo al marcar de cabeza, algo que no recordaba de este magnífico futbolista).

Imagen: web oficial del Sevilla FC

Cojones tienen también los árbitros, en este caso otro de las Islas Canarias, a la hora de impartir justicia.

¡Que fácil es pitarle al filial!

Que el conjunto franjirrojo se quede en la mayoría de partidos con uno menos y que, por ejemplo hoy, el Écija termine el partido con los once sobre el campo es demencial después de la leña que han dado, pero bueno, también hay que decir que, en estos casos, los colegiados van acordes con la categoría, osea, malísima (si no fuera por nuestros chavales).

Ya entrando en lo que fue la segunda mitad, decir que el equipo visitante no cesó en el intento de ir a por el partido mientras las pataditas se seguían sucediendo, pero, el más listo de la clase, el que sabe aquello del "dicen que nunca se rinde" tuvo que tomar cartas en el asunto.

Tras quedarnos con diez y tras la lesión de Salva, estaba la cosa entre Israel y Alex Rubio para ser el relevo del centrocampista, y el entrenador antequerano decidió apostar por el ataque. Un ataque que se vio reforzado antes con el chaval Menudo, que sería el que, en una lección de casta, coraje, cojones, y valentía también, como decimos, rompería el empate en favor del filial Sevillista.

Partidos como el de hoy me recuerdan muy muchos a otros vividos en la ciudad deportiva, como por ejemplo el del Cádiz esta temporada, donde conseguimos la victoria a base de casta, coraje y cojones en los últimos minutos, y es que, como hemos dicho muchas veces, con el filial no hay que elevar nada a definitivo nunca, porque los que precisamente se elevan con el paso de los minutos, con el paso de los partidos, son ellos, y todo gracias al trabajo en equipo, al trabajo del entrenador, con el cual, lo digo hoy y espero seguir diciéndolo a lo largo de la temporada, me quito el sobrero.

Esperemos contar esta tarde noche que esa regla la saben aplicar también los grandes en el primer equipo por plaza muy difícil que parezca Mestalla.