(Os presento a mi nuevo becario, a ver si a alguno le suena...).
Si alguna vez Manu se enamora, que sepa la chiquilla en cuestión que acabara saliendo con él, porque es un martillo pilón. No diré que me pide, me insiste en que sustituya a Pedro en su blog como becario. Tanta insistencia me impide negarme, pero una cosa te digo, Manu, esto es como vender a Kanouté para acabar fichando a Lawaree. Por no decir que tendrás que pagar el traspaso a Pili Reyes. Supongo que te lo pondrá fácil con lo poco productivo que soy.
Por si fuera poco, me pide que en este post hable de mi hermano. No siendo del clan de Aida Nizar, me cuesta hablar de mi familia, la verdad. Pero lo intentaré.
Cuando llegamos a Sevilla, el Betis acababa de ganar la Copa del Rey. Pedro tuvo claro desde el principio de qué equipo hacerse mientras que yo, seguramente, estaba más preocupado de jugar con los Madelman. Insistí un día en ir a la Carretera de Cádiz, y mi padre, un santo, me llevo a un partido de Recopa contra el Lokomotiv. Ganaron, la gente desbordaba alegría, se daban todos los condicionantes para que yo me hiciera seguidor del equipo equivocado. Pero, no sentí aquello como mío.
Al poco tiempo, mi hermano me llevo a Nervión con un grupo de amigos a un partido de Copa del Rey contra el Algeciras. En ese grupo estaba Jesús Alvarado, Paco Escarti, Gallo (no recuerdo el nombre) y unos “miniyos” en forma de hermanos pequeños entre los que estaba un servidor. El partido fue el típico de copa de esa época. Un tostón. Como lo fueron muchos otros durante muchos años. Pero yo encontré mi sitio allí. En la grada alta de gol sur con mi hermano. Disfrutando y sufriendo.
Al siguiente partido me compraron una gorra. Blanca, con el escudo del Sevilla en medio. Ese escudo acabo recortado para ponerlo en una bandera que nos hizo mi madre. Fue el año de la semifinal de Copa en la que nos eliminó el Sporting, pero que habíamos eliminado a Valencia y Real Sociedad antes. Todavía recuerdo como recontábamos las páginas del ABC y los metíamos en una bolsa de basura, para tirarlas al cielo cuando salia el Sevilla. Guardo esa bandera y la saco a la ventana en los momentos especiales.
Mucho después vinieron los títulos, y me hizo muy feliz darme un abrazo con mi hermano en los goles de la final de Copa de Barcelona, la primera y única que he podido compartir con él en directo. De momento. Ese día, fuimos andando al estadio junto a Jesús Alvarado. Se cerraba el circulo. Todo volvía a ser como antes. Volvieron las sensaciones de aquel día. Pero ahora ganábamos. El fútbol nos devolvió lo que nos robo en aquella semifinal contra el sporting en los 80.
Como ves, Manu, me has pedido una cosa, y yo te he hablado de lo que me ha dado la gana. Y así sera en el futuro. Seguro que te arrepentirás...
@almonago
3 comentarios:
Te puedo llamar traidor?? jajajajaj Qué gran post Ex-becario!! jajaja has echo un gran fichajee Manu!! estos hermanos Monago son muy grandes!! Cuando una lee estas cosas es cuando se convence de que por mucho que personas hubieran querido abducirte al lado oscuro no lo hubieran conseguido porque sevillista se nace y eso nadie lo puede cambiar!!! Seguiré tus postt querido Monago!! no defraudes a mi Manu eh!! besitos pa los dosss!!!
Los Hermanos Monago son como los Hermanos Rivera, lo que aún no sé quien es el Paquirrín...¿alguien me orienta?
Abrazos...
Bienvenido al blog de Manu...Te leeremos. La anécdota que cuentas es cuando menos entrañable.
Un abrazo.
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