Noche atípica y llena de lágrimas

Os escribo cuando nos acercamos a las diez de la mañana de un martes 11 de octubre, un día que parece tan normal, a priori, pero, no lo se, para mi quizás no lo sea.

Os escribo tras una noche de poco sueño y de muchas lágrimas, una noche atípica.

Ayer,  tras el post que todos sabeis y que tanto significó para algunos (para mi sinceramente muy poco porque, sinceramente, me alegro por los amigos y compañeros de Neo, porque yo también he estado allí, pero no entendía ciertos debates y a eso me quería referir, no a otra cosa), alguien muy cercano a mi estaba escuchando también ese programa y, cuando  se habló de mi, como no conocen del todo bien a esos que hablaron ni las intenciones de cada uno, se armó el pitote.

Las lágrimas y la mala noche pasada no vienen de ahí, porque dicen que agua pasada no mueve molino, pero, si viene de lo que sucedió después. Vereis, yo he dicho muchas veces en ese otro blog que tengo abandonado que, sinceramente, y los que me conocen lo saben, no he tenido una vida llena de alegrías. Tengo que decir que casi siempre me he visto sólo desde pequeño (salvo honrosas excepciones en mi etapa del primer colegio y amigos de siempre) y, hasta cambiar de aires y entrar en un nuevo colegio no empecé a sentirme bien, porque encontré grandes amistades, como también, aprobar en ese colegio, me ha dado la oportunidad de conocer a unos magníficos amigos en la universidad, y seguidamente aquí, en este mundillo en el que se dice que tiene uno que pensar mucho para escribir pero, si digo la verdad ahora, el que piense eso está muy equivocado, porque lo que estoy escribiendo ahora lo estoy escribiendo más con el corazón que con la cabeza y entre lágrimas.

Si, a algunos defraudaré por eso último que he dicho, pero estoy llorando.

Estoy llorando porque siento que pierdo amigos, estoy llorando porque muchos de esos amigos me han mandado mensajes e incluso me han llamado y no he podido responderles como realmente se merecen.

Lloro porque, aún sabiendo que hay muchísimas cosas más importantes, la amistad la pongo antes que el fútbol, por ejemplo, y, ahora resulta que he dejado de tener en mi poder el carnet, lo que supone no poder ir al filial los domingos por la mañana o ir de previas antes de los partidos, por tanto, eso para mí también supone no ir más algún fin de semana a mi campo donde veraneo desde pequeño a ver a mis amigos, también supone no ir los jueves a echar cervecitas por el Salvador con los compañeros de la universidad, porque, si se me quita algo de amistad, quítenmelo todo.

Acordándome ahora mismo de gente como mi amiga y admirada desde siempre (digan lo que digan y sea de broma o no), Mayte Carrera porque ha sido una de las que más ha intentado comunicarse conmigo en las últimas horas, y yo sin comer y sin dormir, voy a echar sangre, y sudor en lo que principalmente me importa, lágrimas no creo que me queden después de contaros todo esto, y que no os quepa la menor duda de que esto no lo abandono, seguiré escribiendo, pero, cayéndose ahora otra lágrima más sobre el teclado de mi ordenador, os sentiré cada vez más lejos a unos y a otros por no poderos ver.

¡Gracias Mayte, gracias familia, gracias a todos, AMIGOS!